Quienes
se dejaron morder,
revelan sus ardores (1)
revelan sus ardores (1)
Puedo resumir
mi experiencia en el Taller Literario en dos conceptos: CRECIMIENTO Y
AUTO-CONOCIMIENTO.
El taller nos
abrió un mundo desconocido a las no lectoras de literatura, las que como yo,
nos habíamos quedamos en Emilio Salgari, Poe o en lecturas referidas a la
profesión.
Otro aspecto valioso ha sido, en el caso de las tímidas, la
oportunidad de abrirse y animarse, atreverse, aun a riesgo de equivocarse.
Olga Devoto
Taller Literario A Domicilio
Ana es una lectora que hace captar el
sentimiento de lo escrito, le pone color y calor, su voz hace que el
escucha disfrute. Ella, con sus tonos y silencios, es capaz de mostrar la razón
del texto más difícil.
Reina Piazza
Taller Literario A Domicilio
Soy una persona mayor amante de la lectura.
Este año integré un taller literario con la profesora Ana Milán que fue
muy satisfactorio. De forma sencilla y amena nos adentró en el mundo mágico de
las letras de tal manera que, aun las compañeras que apenas leían, se
compenetraron rápidamente. Tanto es así que vamos a seguir el año que viene.
Recomiendo el curso vivamente, con la
lectura y escritura se corre un velo que nos deja ver un mundo maravilloso.
Cristina Fuentes
Taller Literario A Domicilio
“¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan
fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras
negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general:
te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos,
convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos,
che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en
elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto.
Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los
huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen
porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no
se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando
salís de un concierto. Pero estoy solo
en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan cómo
pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo
mismo te muerden. ¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a
las perras negras? Miralas ahí en ese poema de Nashe, convertidas en
abejas. Y ahí, en dos versos de Octavio Paz, muslos del sol, recintos del verano”.
Fragmento
del Capítulo 93 de Rayuela de Julio Cortázar
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